viernes, 26 de junio de 2015

Ejercicios de Karina

Tarea Karina  viernes 5 de junio  2015

Lujuria
Estoy atrapada. El aroma de su cuerpo no me deja pensar, deseaba tanto volver a verlo. Sentir su piel. Aunque no lo reconozco y su expresión ya no es la misma, la emoción de sentirlo dentro de mí es aún más excitante en estas condiciones. Sacarlo de su paz para volver a hacerlo mío. Es una de las sensaciones más dulces desde que yace vacío. No quiero devolverlo. Me siento viva otra vez. Aunque “Viva” sea la más sarcástica de las palabras. Obscena, escabrosa, lujuriosa es lo que soy. Por querer sentirlo cada día, cada noche, sin descanso, sin respiro.

El armario
Escuchó un ruido y se escondió en el armario, estaba hurgando en la habitación oculta de su amante. La dejo sola unos minutos y decidió “mirar”
Siempre que osaba simplemente acercarse a la puerta del galpón cerrado, se exaltaba a tal punto que nunca se atrevió a preguntar. Su casa era el único lugar donde ambos podían permanecer tranquilos, el lugar más seguro para no ser descubierta en este amor furtivo. Esa noche llegó de sorpresa y el hombre, decidió traer algunas cosas desde un supermercado cercano. La puerta del galpón se encontraba muy levemente entreabierta y una brisa fría se escapaba desde la ranura.

Fue entonces cuando entró y vio la escabrosa escena. Muertos había en todas partes: arrumbados en el suelo, sobre mesas de aluminio. Colgando como cerdos a la venta. Retrocedió algunos pasos, sin embargo un armario llamó su atención, desde allí escapaba un fuerte vapor de eucaliptus. La curiosidad la hizo entrar al armario en el mismo instante en el que oía la puerta principal cerrarse…El hombre comenzó a llamarla cada vez más iracundo y ella en su desesperación, entró al armario cerrando pausada y delicadamente la puerta. Cuando el hombre entró al galpón, y se hubo cerciorado que nadie estuviese espiando, se acercó a un torso seco que sobresalía desde un mueble esquinero… lo tomó con ambas manos y hundió su cabeza en él mordiéndolo en forma vehemente… la sangre brotaba a través de sus dedos haciendo tortuoso el momento. Al ver esto, la mujer tapo su boca fuertemente, pero en forma inconsciente, un pávido gemido salió con violencia de su garganta. Desde las rendijas, vio como su amante enajenado se volvía hacia el armario con odio.