miércoles, 30 de julio de 2014

POEMAS DE PILAR RIVEROS FUENTEALBA

Invierno

(estilo romántico español)

Desde el alma de la tierra
brota el tufo enardecido
con la gelidez de la noche embravecida
perturba el ritmo del descanso
y la candidez del los infantes.
No es el viento con sus aullidos
el que quiebra el alma
es la soledad arrolladora
que arrebata sueños sin conciencia.
El frío instalado en las palmas
hace lerda la compasión.
la lluvia se acuna en los tejados
como en el rezo, la novicia.
Es invierno y asola el frío
en sus garras los poros se esclavizan
la hierba en los campos enverdece
los ojos suman años y experiencia
mientras la lluvia riega la tierra
y los ojos la cara.




Musa


Adivino su caricia
en la tarde solariega, 
en mi pluma temblorosa
el perfume de azahar
se derrama hecho río.
Como chal cubre mis hombros
 y se abraza como hiedra
muestra lunas, soles, pajarillos.
Hace que tiemble
al sonido de los cascos
al arrojo de los héroes.
Dadivosa es mi musa
corretea en mis arterias
canta al agua y atardeceres
canta el cielo en su garganta.
Es  remolino que gira
en la dirección del viento.
Me muestra eneros en sus pupilas
y agostos en la tierra.

domingo, 13 de julio de 2014

POEMA DE LORENA




TE VISITARA LA MUERTE

Ese hombre oculto,
de oculta calvicie
busca la bestia
quiere un pasar de fuegos
Ese hombre oculto
alimenta de paño su pasar de torturas
Ese hombre oculto busca a la mujer para recoger gusanos
Esa mujer calva
Llamada pelá
Tras ella se esconde la barbarie solapada
tras su atuendo andrógeno
levita en los huesos
se revuelca en piscinas de fósiles
coquetea con los vivos
(De susto muchos caen)
Mas los ciegos
no ven la maldición de un dios
que la castigó por dejar a los vivos
le encomendó recoger a los muertos.

POEMAS DE LORENA RIOSECO PALACIOS

 LIBRAR DE VERTE 

Se queda porque hasta la muerte lo hace vivo
Escribirá sus letras, esas que más le gustaban…
Dejando las manos que nunca fueron suficientes
                         y
la libertad de no inventar que me querías
Trance inútil,
Trance inconcluso.
La muerte no tiene parada
La muerte separa lo incierto
(Como el amor pérfido)
Amor ahí estaré
Aunque el frío  domine tus recuerdos
-los que nunca nacieron-
El no alcanza a decir adiós
Yo no alcanzo a decir te amé.




    VENAS INERTES 


Me vestiré de seda
De blanca espuma
Con inciensos y mirras
Llamarás al Maestro pedirás por tu alma
Rogarás un manojo de paz
No lagrimearás tu partir
No lagrimearás por no ser quien vistió tu destino
Ante tus miedos pintados
Que todo lo bueno acompañe
                                   y
Acalladas  mis venas de rosas
Construya puentes al perdón.



ESPEJISMOS  

Muerte ¿Cómo te engaña si es de negro?
De ti no nacen colores, la vida no se hizo lienzo
A quién se engaña sino a la flor de estilo
A los llorones que perdieron las fachadas de buenos
Ya no engañan los queridos
Ya no hay queridas
Sólo farsas
Si no vas a otra parte en que se vean espejismos
Ya no hay luz ni sombra, nada hay que valga
Alma no sueñes
tu exhalar no tergiverse los miedos
y suspenda el trance y angustia
de ignorar si la historia se repetirá.

Ojalá termine
como concluyen constelaciones
de aullidos de cuervos
de murciélagos envenenados
de ratas a medio morir.
¿Qué somos sino seres a imagen y semejanza de la idea vana de Dios?
¿Dónde se escondió si nunca sostuvo?
Sólo sostiene el frío invierno para recordar
que un harapo aminoró un intento de sobrevivencia
Sin intentar ser más que eso.




 LA VIDA NUNCA FUE RECOMPENSA


Pide a la muerte se presente de andrajos
Pide a la muerte te libere
Antes del viaje
Recuerda que faltan o sobran torturas
Instinto anegado…es TARDE…
Insomne sin fogata
Nada sientes
Nada vales
Nada tienes que recordar
Sólo fue infierno ese amor descomunal
Sólo fue hierba mala
Se aleja sola y contigo
sin cenizas de barbarie
de tu no quererte
y la congoja de saber
que jamás te conocieron.


DE PILAR RIVEROS



POEMA A GUAYASAMIN


En la noche alegre un cometa alocado 
Volteó el depósito de los colores
Justo cuando Guayasamin 
Se asomaba sorprendido por la luz 
Y los tragó En su primer llanto.
Hurgando piel adentro 
Descubrí en su corazón un pájaro 
Que estallaba 
En juegos de artificio.
Su paleta ostentaba óleos 
Y formaron a una mujer gorda 
Con ojos de astronauta 
Pechos de racimos azules 
Y el ombligo rojo y verde.
Desde un bosque estrambótico 
Estiró sus brazos alucinados 
Estridentes
 Para capturar mis ojos
 Que huyeron de su brillo
 En busca de tonos pasteles.





AUTORRETRATO

Quien soy

Soy la que le saca el cuerpo a la mañana
Esquivando el acto de dar el paso.
Soy la alerta del diluvio
Que se me anuncia en los huesos.
Soy la piedra de tope
La que carga las culpas
De lo que el viento trae escondido.
Soy la que tiene en el corazón
un gato extendido hasta las manos
y un perro bravo en los dientes
cuando el peligro se avecina.
Soy la que levanta banderas
En contra de lo establecido
La que detesta al puñado de idiotas
Políticos de vocabulario fino.
Soy la ensalada en la mesa
La leche de los que amo
El leño de la estufa en invierno.
Soy el calzón negro
Olvidado en tu cartera
La sonrisa inocente
Y la culpa escondida.
Soy la premura
La histeria
Que corre las calles en pugna
Con todo lo que le apesta.

POESÍA NEGRA DE PILAR RIVEROS



POESÍA NEGRA


Muda,

frente a la calle

y su ruido apestante,

me devano ante la incertidumbre.

No quiero salir,

me molestan las bocas que ríen vacías

y expulsan la fetidez de sus corazones.

Muda

En la neblina que me arroja su ponzoña

Su oscuridad me inhibe el paso

Me estanca en este agujero.

Desde lejos

tambores enloquecidos me llaman

A danzar su danza macabra.

Me devano los sesos en ir y no ir

Sujeta a la puerta que me empuja

A correr la carrera que no quiero.







EL PONGO

Y qué hago aquí me pregunto, en este ambiente tan ajeno al mío…Es como si de pronto me hubiera arrancado de un montón de hojas esparcidas para volver al árbol, quien ya no es mi cuna….

Pudo preguntarse el Pongo. ____________________________


Ante la falta de encumbramiento, todos dicen que crea en mí. Creen que me subvaloro cuando reconozco el talento de los demás. Creo en mí, solo evito la soberbia. Como la palabra bíblica dice, debo ver a cada uno como superior, no sobrevalorarme y de esta forma la humildad ande delante de mí.
No es una actitud falsa. Habrán siempre personas con mas talento y yo con mas que otros, ¿pero quien tiene la vara perfecta para medirlo?
El talento es tan subjetivo. Muchos se han perdido en el anonimato porque quienes llevan las varas de medición en forma de críticos en el momento en que pudieron ver la luz, fueron unos idiotas.
¿Pero lo entienden quienes me rodean en este mudo lleno de soberbia? ¿En donde individualismo levanta banderas y se propia del entorno?
De pronto uno navega en un mar tan agitado…el timón se escapa y gira a su antojo.
Muchos seres caminan sintiendo las fuerzas del universo sobre su hombros, invisibles y lacerados…con el hambre de ser vistos, valorados y considerados, pero con la actitud bajo la mesa.
Es la actitud del Pongo…su sueño lo refleja. 

¿Es la humildad tan acerba?

Textos Pilar Riveros



EL EDIFICIO


En el edificio, los seres languidecen

con la lengua seca de tanta espera

los veo con los ojos enfermos de luces e impotencia.

Los autos circulan como incorpóreos ataúdes

transportando anhelos deshechos en la bruma.

Cada uno brinda la inconsistencia de la vida

como si fuera de trascendental importancia

cada uno elimina eses por la garganta

como si pariera ideas loables.

La mujer junto a la ventana

extiende su corazón raspando la tarde

y en su mano descansa incrustada la aguja

de los remiendos como si fuera la solución de los requiebros.

Los relojes inexorables cuelgan de la pared

como bola de pascua

y tigres bajo un sol candente vuelan

con los colmillos afilados y goteando escarcha.

Me pregunto cual es el objeto de que se muevan los árboles

si el viento ni por violento les cambia su naturaleza.

Deduzco que simplemente

que la vida es una planta suspendida en los balcones

estática y errática

Deduzco

la imposibilidad de ser como los pájaros

que circulan bóvedas llenas de colores

como si fueran flautas escalando las olas.






Las horas


Las horas agónicas se pasean derretidas y oníricas

en la memoria de relojes acomodados a las circunstancias

que pesan y censuran el pecado

y hace efímera la felicidad.

Relojes volando con las horas enceguecidas

por los hoyos que las arterias han regalado.

Ay! Si se pudiera

estirar las horas de las ansias en la arena

con las manos contagiadas de reservas lagrimosas

Si se pudiera dentro del alba

corroer la dentellada del océano.

Descarnado va el verbo desprovisto de sustancia

en el fierro candente que hiere los silencios

marcan horas con la sinuosidad de carretera

acomodada al vaivén de los ahorcados.

Como si fuera dictadura de orificios

los primigenios marcan minutos

y la autoridad del genio se hace picadillo

ante el cálculo de los funcionarios escritoriales

perentorias cigarras y su melodía putrefacta

indolente ante la necesidad del hundido

que brega a pala la tierra de sus estanques

y así se van derrumbando los incendios del alma

quejidos y estertores les suceden.

No hay consistencia en estas horas

en donde la rutina se despelleja y las culebras crían alas

y las vísceras van creciendo en ligamentos

y la sangre se congela condenada y azul.

Los relojes derretidos como queso y los deseos

de la calentura de nosotros los calientes

van marcando el podrido segundo

de la vida y su rutina

o,

van marcando mariposas encendidas

en el arte de los amantes escondidos.

Moscas y hormigas hacen tic tac en las manos

y que bien pudieron ser elefantes

languidecen incapaces de esconder los aliños

y carcomen los sueños agrietados del soñador.






Agoniza la agonía



Agoniza la agonía en los surcos

y las semillas acunadas vuelan su vacío

como la gastada palabra en un entorno fantasma

derritiendo esperas de bronce.

Van ilusiones como cartones nadando en el río

tras la insustancial alegría de los espejos

y las metáforas del tiempo

concluyen su anonimato y cansancio

junto a flores llenas de delirio

que claman por bestias de tiempos idos

en la sideral esperanza de ser tragadas

para florecer en otro tiempo.

El hielo milenario y tranquilo

se derrite ante el verbo y se queja

de las sombras que se empeñan y lo encasillan

en papeles de brillo tornasolado

cuando quiere el hielo

pender de las cumbres y su misterio.

Agoniza la agonía montaña abajo

mientras las ciudades se llenan de esperma

germinando vientres en luto

que obtienen su paz en el segundo

que las aves meteóricamente rasgan en cielo

y la cornada del indolente, le yerra por milímetros.

TEXTOS DE PILAR RIVEROS FUENTEALBA

En el revés

En el revés del espejo
se vuelven quebraderos los huesos escarlata
que sostienen el yo
en carrera por las brumas.
Ese yo, se escapa del intricado laberinto
que contiene los sosiegos
del alma que busca escape.
El instinto
lleva a subir peldaños
en pos del aire.
No me pregunten como hilo palabras


Si, como pegamento que une vidrios rotos
quedando expuestas
a pesar
de la perfección
la imperfección de lo destruido.

El revés en el espejo
oculta la sinuosidad coreográfica del yo
la paupérrima humanidad de los creídos
ese lastre lapado que cubre la esencia.





París

Un silencio noctámbulo envolvía los pasos de aquel que iba con rumbo indefinido. Mas allá un algo a la espera. 
La calle París en aquel pueblo, era un remedo con sus faroles tenues y vitrinas agónicas del famoso con su torre Eiffel. Caminaba apresurado, sin saber que se acercaba a ese algo hasta que fue atrapado. 
Se resistió como animal en la red hasta caer rendido, entonces, como si el poder de ese algo lo alucinara, entró en sopor… Una espiral arco iris adentró su cuerpo y las luces de la calle París se transformaron en las del París real.




Vientre

Hace un tiempo, sentí algo que me empujó a volver al vientre de mi madre. No se si la necesidad de obviar tanta cosa maldita….o es que solo sentí frío. El asunto es que allí, pude rememorar el día en que fui gestada y sentí esa alegría tan extraña de ser una persona. Me pregunto por qué, si no sabía lo que era serlo. Quizás haya sido el misterioso mandato genético de preservar la especie. Ilusionada me dispuse a ver como se formaba mi cuerpo… En unos meses vería una luz especial que decían era calientita y que doraba la piel…Seguro también por mandato genético, me encantó la idea….Pero las cosas no serían tan fáciles, mi salida del vientre fue una tremenda decepción para mi padre, que esperaba un niño y mas tarde cuando en bikini me expuse ante esa luz llamada sol, se ensañó conmigo y me provocó tremendas ampollas y fui a parar al hospital. Esto de volver al vientre de mi madre se ha hecho recurrente, me agazapo y ella recibe las malas intenciones que me circulan. Como que las recicla…Me gusta sentirme una cosa palpitante y tibia….Allí duermo y no siento esta carga sobre los hombros. Allí puedo crear una vida distinta y soñar que cuando salga nuevamente….Viviré la vida que anhelo. Allí me escapo de esos tipos con cabeza de lechuga azul y los ojos de cinco puntas como estrellas que suelen instalarse en mi cama a jugar póker y no me dejan dormir cuando se descubren trampas. Me molesta el tufo a alcohol y la fetidez del humo de los puros. Sus gritos e improperios me hacen meter la cabeza bajo la almohada. Hay uno muy agresivo, me asusta cuando deja el revólver encima del velador. He llegado a desear que se maten de una vez y me dejen tranquila. Pero ¿qué haré con los cadáveres? Estoy cansada, ando con los ojos hinchados y lo peor, es que todos me preguntan por qué tengo los ojos cuadrados….yo me miro en el espejo y los veo triangulares y me sumo en el desconcierto…Todo esto me tiene de mal ánimo. Voy a tener que hacer algo con respecto a esos tipos, o me voy a volver loca de tanto pasar en vela. Se me esta ocurriendo una idea, debí haberlo pensado antes. No diré más Allí, como refiriéndome a que a veces regreso al vientre. Ahora digo Aquí. He decidido quedarme, es un refugio al que no entra ni mi hermano, y me gusta estar sola, ajena a los avatares que tan bien conozco y a esos tipos. Aquí nadie me ofende ni traiciona, ni puedo ofender ni traicionar. Aquí duermo…duermo…duermo y el dormir me deja ajena. Aquí juego con mis muñecas y ensayo cuando sea madre. Aquí soy la ilusión de quien quiero ser y me solazo en la idea.




Cámara oculta (cuento en 100 palabras)

Se acercó hablándome cosas románticas. Sentía miedo… ¡Del manicomio! Imaginé. Dijo que antes de verme, tuvo la visión de mi presencia. Disimulaba mi miedo pateando colillas y me concentraba en el perro vago que miraba moviendo la cola. Lamentaba haberme comido las galletas, se las hubiera dado como recurso de distracción.
La gente pasaba ajena al drama, apresurada, con los cuellos subidos y yo, los miraba llena de eseoeses y mi marido que no llegaba. ¿Dónde está cuando lo necesito? El desconocido diciéndome te amo.
Aparece alguien lleno de risa y me muestra la cámara. ¡Le hubiera pateado las bolas!

TEXTO DE Pilar Riveros Fuentealba


Me mataste,
tus celos me mataron hace algún tiempo
se hicieron golpes lacerando
palabras filosas rasgando el alma
hoy vengo a enrostraste la culpa de restarme vida

Lanzaste la piedra
Como si tú techo, no fuera de cristal
Qué ironía
Tu pecado transferido por obra y magia
Del doble estándar.

El cansancio se instaló en nuestras paredes
Como sonrisa negra en la calavera
Macabra expresión de final.

Las vulvas apetitosas
Siempre dispuestas a la invasión
Te perturbaban
Pero nunca te preguntaste
Si eras el único invasor.
La decepción fue mermando
El amor prometido.
Fuiste abeja asesina
Que destruye su propio panal.

Ahora desde esta oscuridad
Veo tu alma perdida


Y tu corazón convertido en espumarajo.

TEXTO DE LORENA

Espera-espera
      
       Sin inspiración, sílabas planas e insensibles, alma color  acero
       Tren oxidado de maquinista agónico de alcohol de sable
       Remolino de penas no resueltas y
acertijo de comics
       Banderas esparcidas en bares de madrugada Trinchera  de verdugos,  con lo puesto y sin encantos sus  dedos se hacen escarcha


       Frío de verano austero, cantar de golondrinas afónicas,  locura a cuestas, espera vacía de recorridos, enrielan trotes de vallas, esperan su espera…

sábado, 12 de julio de 2014

POEMA DE LORENA

SEPIA

                    Mientras miraba el rodar
                                                                                                                                                         Rodar de tus ruedas

Rodé por las cornisas de edificios de cemento

                                                                                                                                   No hay tiempo...

                            Sólo pájaros amordazados 

                                                                                                           que observan mi luto de colores fluorescentes


Busco un trago sangriento

                                                                                                                          Bajo el rostro hasta el fondo


Fondo sin fondo.

                                                                                                      Alma de encierros

                                                                                                      Ausencia de alma

                     No hay verdes        


                                 Sólo SEPIA...








ABANDONO DE LUNAS

Cucaracha de dudas
Cementerio de ratas
Sombrero de copas
En mano de cigarras
Ajos floridos de manteles blancos y  rojos trajes de novia,
                                                                                                              saltando al altar, cual canguro  en cráteres  de luna,
                                                    enciende sin mecha las estrellas
que alumbran tu partir
sin miedo
y  mi quedar
con espanto.

                                










POEMA DE LORENA RIOSECO PALACIOS

                                               Muerdo mis miedos

Busco un soplo de aire
Busco lo que jamás tendré
Infiernos  aullando en mí ser
(Que ya no se sabe)

Sueños de antaño
Desgano por una vida en la nebulosa incierta que cubre el desamor.
Regresas y yo regreso a lo de siempre
A ese infame saberte ajeno
Mudo
Impávido
Jugando a mil bandos, perfumado de tantas.
Mi imaginación actúa cual reflejo en tu mente
Ojalá la mía fuera cierta
No golpes mi lujuria
que suplica no leer la tortura
Espías las sombras que te siguen
(Quieres desaparecerme)
No tengo refugio que refugie mi sufrir
En el desamparo
mancho mis letras de sangre.




(Lorena Rioseco Palacios, SOBRE EL TEXTO  El amante imaginario de Roxana Heise)

LEYENDO A POETAS RELEVANTES: GABRIELA MISTRAL - POEMAS DE CHRISTIAN



               POEMA I

Tocaré con dulzura tu recuerdo,
Lo colocaré sobre mis ojos
Para verlo en cada paso y cada piedra
Del camino que me queda.
Sentiré con dolor cada cosa que pediste
Y callaré con pudor aquello que vivimos.
No hablaré de ti para que sigas siendo mía
Me alejaré para que trates de alcanzarme
Y lo logres un poco cada día.



          POEMA II

Eres la sombra de una sombra
Que corre buscando el calor
Entre los granos de la tierra.
Eres la sombra de un amor
Más grande que tú misma
Y que tus actos.
Desde todo tu ser dormido
Apareces con tus frases y tus gestos
Para luego esconderte entre los pliegues invisibles de tu alma.
A veces la sombra de tus lágrimas humedece el suelo
Otras veces, una sonrisa tuya lo resuelve todo.


        POEMA III

El amante quiso amar, sin darse cuenta de que ya estaba enamorado
Y quiso ser amado, olvidando que su mujer ya no viviría sin él.
Cuando la muerte bañó con frío el cuerpo de la amada,
los espacios y los días crecieron largos y vacíos.
Las cosas se hicieron simples y al mismo tiempo incomprensibles.
El amante bajó la vista hacia la tierra
reconociendo en ella cada momento
y miró al cielo para contemplar la danza de las cosas perdidas.
El mundo seguía siendo el mismo, pero los olores eran otros.
Apretó con su mano todo lo que tenía hasta que pudo soltarlo y disfrutarlo, después de tanto tiempo.



TEXTOS DE CHRISTIAN

EL DESCANSO

A todos en la oficina nos tocaba trabajar demasiado, pero me parecía que mi situación económica era mucho más difícil que la de los demás. Algunos que ganaban menos que yo podían comprar  cosas que para mí eran tan inalcanzables como ir a la luna. Pero esto no me torturaba, quizás porque mi mente no consideraba esas cosas como parte de mi mundo. Lo que sí tengo que admitir es que en la época de verano me sentía humillado cuando mis vacaciones en casa quedaban brutalmente comparadas con las aventuras extremas vividas por mis compañeros en lugares como Viña del Mar, Pucón o Buenos Aires. Ni hablar de las vacaciones en Cancún sobre las que mi jefe daba muy pocos detalles, casi como si ir allí fuese parte de sus obligaciones. Todos los años acordaba con Margarita, mi esposa, que ahorraríamos mensualmente para que las próximas fueran unas verdaderas vacaciones y lo hacíamos, pero cuando en Enero sacábamos cuentas, siempre quedaba claro que había otras prioridades que hacían absurdo salir.
Pero un hambriento discurre más que cien letrados. Le propuse a Margarita cerrar la casa como si nos fuéramos a otra parte, quizás a otro país, pero en lugar de salir, encerrarnos en el entretecho durante dos semanas. Cantaríamos, jugaríamos al naipe y sobre todo, conversaríamos en familia como rara vez era posible en la rutina diaria. Ella pareció no entender la propuesta, porque me miró con sus ojos claros muy abiertos sin decir nada y sin dejar de lavar los platos. En ese momento los niños comenzaron a pelear violentamente y ya no pudimos terminar el tema. Pero logré calmar a Pedro y Daniela contándoles que al día siguiente yo estaría de vacaciones, que subiríamos al entretecho, que estaríamos viviendo en él por dos semanas, que sería muy divertido. Los niños reaccionaron jubilosamente y comenzaron a decir las cosas que querían llevar, entre las que se incluía muñecas, la perrita, un disfraz de Superman…Les dije que llevaríamos linterna para explorar, porque arriba era obscuro, lo cual los entusiasmó aún más y salieron de la cocina corriendo. Margarita no sabía qué decir y la reafirmé diciendo que por primera vez tendríamos un verdadero descanso.
Me levanté muy temprano y tratando de no despertar a nadie, puse la escalera debajo de la claraboya para asomarme al entretecho. El polvo y las telarañas me recordaron que hacía mucho tiempo que nadie subía. Comencé a subir las cosas que fui considerando necesarias, tratando de ubicarlas lógicamente. Cuando ya todos se levantaron, tomamos desayuno. Luego me bañé y ayudé a los niños con sus preparativos. Margarita fue la última en estar lista y aunque seguía la corriente, parecía no querer subir. Dejé a los niños explorando arriba y bajé a buscar a Margarita tratando de convencerla de que ya nada faltaba, que estaba el agua, la comida, la ropa, las pelelas, el papel higiénico…La ayudé a subir afirmando la escalera mientras sus zapatos pisaban inseguros cada peldaño y su pollera se enredaba en ellos. Me di cuenta de que había engordado cuando su cuerpo pasó muy ajustadamente por la claraboya. Finalmente pude cerrar la escotilla y dar por iniciado nuestro inusual retiro.
El día transcurrió entre discusiones de los niños, reclamos por el calor, ganas de hacer pipí, solicitudes de encender o apagar la linterna, toses causadas por el polvo. Margarita aguantaba sus ganas de ridiculizar la situación y yo trataba de mantener en los niños el espíritu de aventura. Cuando ya la oscuridad obligó a mantener la linterna encendida y comenzó a hacer frío nos organizamos para dormir. Los niños en un rincón, bien abrigados. Margarita y yo tratamos de acolchar un sector del piso con frazadas y nos acurrucamos. No respondió a mis caricias en sus nalgas pero apretó su cuerpo contra el mío. No hablamos en toda la larga noche, a  ratos durmiendo y a ratos preguntándonos si el otro estaría durmiendo.  Finalmente los niños despertaron y encendí la linterna. Al poco rato todo era barullo y se acabó la calma. Daniela estaba un poco ronca y Pedro no dejaba de estornudar, pero ambos estaban muy contentos. Repartí el desayuno que traíamos preparado y todos comenzamos a comerlo ansiosamente. Con algo de temor por la posible respuesta, pregunté a Margarita qué le había parecido nuestro primer día de aventura. Se puso seria y la luz de la linterna hacía más expresivo su disgusto. Me miró fijamente por unos segundos y de repente soltó una carcajada que hizo saltar trozos de pan de su boca. Ninguno pudo contener la risa durante mucho rato y sin necesidad de decir nada comenzamos a bajar todo lo que habíamos subido por la escotilla, haciendo una cadena humana. El resto de las dos semanas transcurrió en perfecta armonía familiar. Creo que no salimos en ningún momento de la casa y sentí por mi esposa un amor tan intenso y tan amplio que no lo podría describir.
Al volver a la oficina, mi jefe preguntó amablemente por mis vacaciones, a lo que pude sonreír diciendo “¡las mejores de mi vida!”


EL COMANDANTE

A veces cuesta saber si estamos locos o respondemos cuerdamente a un loco ambiente. A pesar de eso, el comandante había sido internado en una institución que prometió curarlo de su hambre insaciable. La suya era un hambre total: comía pan, comía verdura, comía seres, comía ideas. A su alrededor desaparecían las cosas y las personas que consumía, lo cual causaba en él una ansiedad que determinó que los especialistas decidieran que era necesario tratarlo. Pero la razón de su ansiedad, al menos para el propio comandante, era desconocida. Su mente comenzó a intuir que algo le faltaba, que existía algo que no había probado y que habría de satisfacerlo. Su ansiedad por consumir se transformó en ansiedad por saber qué le faltaba consumir. De pronto, casi por accidente, comprendió que quería consumirse a sí mismo. Efectivamente, al probar parte de su cuerpo notó que en lugar de sentir dolor, se reducía su interés por devorar. Se comió su estómago, su boca y su propia mente. Ahora espera que un ser superior desee consumirlo.

TEXTOS DE CHRISTIAN

POESÍA NEGRA

¿Cuándo será el día
en que los días
no se parezcan a otro día?
¿Cuándo encontraré otra vida
para entrar en ella sin
saber el resultado?
¿Cuándo pasará algo
digno de ser contado?
Parece que todo parece,
que las ideas son ilusiones
que no importa si estamos.
Le ponemos nombre a las cosas
para creer que son reales
y usamos nombre propio
como si de algo sirviera.



COMIC

Pepe era un hombre feliz. Con frecuencia sacaba a su mujer de los quehaceres de la casa y salía con ella y los niños a la calle o al parque. La señora los disfrutaba por un rato pero no podía dejar de pensar en lo que había por hacer en casa, donde para ella todo estaba pendiente y a punto de causar una catástrofe. Para Pepe en cambio las cosas estaban siempre bien, excepto por instantes, cuando una invitación o la enfermedad de alguno de los niños le hacía notar que su situación económica era precaria. Pero esos sentimientos eran prontamente superados ante la menor señal de esperanza.
Si la familia era importante para Pepe, su trabajo lo era aún más. No era un empleo cualquiera sino un desafío nuevo cada día, un universo por descubrir cada semana. La revista se imprimía los viernes y a veces ocurría que era jueves y Pepe aún no terminaba de dibujar la historieta. De hecho, a veces ni siquiera había logrado decidir el guión y quedaban menos de 24 horas para el plazo fatal en que la imprenta tenía que empezar a rodar. Pero de algún modo, la tarea siempre se lograba, aun cuando en ocasiones se entregaba las últimas páginas de la historia cuando las primeras ya estaban impresas, lo cual causaba mucha molestia en el editor jefe. El tema siempre salía a colación cuando se discutían los aumentos de sueldo y Pepe prometía ser más previsor en el futuro.
Una vez al año, en Diciembre, se imprimía un número especial con 40 páginas en lugar de las habituales 20 y con una historia más espectacular. Pero Pepe, ocupado siempre en la creación de sus historias y el empeño de dibujarlas lo mejor posible, no se dio cuenta de nada hasta que llegó el implacable jueves. Por suerte ocurrió que en un pasillo, el jefe de otra sección le preguntó al editor jefe que cómo venía el número especial de mañana. La pregunta fue contestada con una sonrisa cómplice dirigida a Pepe y los dos jefes entraron a una de las oficinas. Pepe sintió un estruendo en su cabeza y comenzaron a mezclarse en su mente imágenes erráticas de los personajes que había estado creando. Le vino la certeza de que se venía una tragedia que acabaría con la vida a la que estaba acostumbrado. Su aturdimiento era tan grande que en lugar de ponerse a trabajar, salió a la calle y se trató de calmar. Como no resultó, volvió a la oficina tratando de no ser visto, cerró su puerta y se desplomó en su silla con la mente en blanco. Temía que alguien entrara a preguntar detalles y descubriera la verdad. Temía que la confianza ganada en tantos años se perdiera en un instante para siempre. Temía que el editor jefe confirmara que existía otro mejor para su puesto. Incluso temía que cerraran la revista para cambiar a otro tipo de publicación más rentable.
Cuando disminuyó el ruido y muchas luces se apagaron pudo calmarse y decidió comenzar una nueva historieta porque las que había esbozado no estaban a la altura de un número especial. Necesitaba un personaje más real que los que había estado probando. Después de mucho rato concentrado sintió que el cuerpo se le aplanaba y las cosas de la oficina se dibujaban sobre las paredes y le ocurrían cosas increíbles. Parecía estar ocurriendo lo que más de una vez había imaginado como tema de una historieta, en que personajes reales se transformaban en dibujos.
Incluso pudo notar que sus pensamientos aparecían escritos encima y jugó un rato con ello: “Debo salvar al mundo…” decía un letrero blanco sobre su cabeza mientras que su capa roja se extendía hacia atrás. Un instante después estaba volando muy alto y en el suelo aparecía la pequeña figura de una muchacha pidiendo ayuda. Acto seguido, se veía a la joven en detalle y dos hombres de gafas la rodeaban decidiendo su destino. Un letrero expresaba un gemido saliendo de la boca de la chica...
Eran las 9 en punto de la mañana cuando el editor jefe entró a la oficina vacía de Pepe y se puso a examinar mecánicamente las 40 hojas que encontró sobre el escritorio. Al concluir su revisión, su amplia sonrisa denotó que el número especial sería un éxito. Pero nadie ha vuelto a ver a Pepe.