Me mataste,
tus celos me
mataron hace algún tiempo
se hicieron
golpes lacerando
palabras
filosas rasgando el alma
hoy vengo a
enrostraste la culpa de restarme vida
Lanzaste la
piedra
Como si tú
techo, no fuera de cristal
Qué ironía
Tu pecado
transferido por obra y magia
Del doble
estándar.
El cansancio
se instaló en nuestras paredes
Como sonrisa
negra en la calavera
Macabra
expresión de final.
Las vulvas
apetitosas
Siempre
dispuestas a la invasión
Te
perturbaban
Pero nunca
te preguntaste
Si eras el
único invasor.
La decepción
fue mermando
El amor
prometido.
Fuiste abeja
asesina
Que destruye
su propio panal.
Ahora desde
esta oscuridad
Veo tu alma
perdida
Y tu corazón
convertido en espumarajo.
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