Astuto pirata: ¿Eres uno de quienes
desde las tabernas sueñan un mundo mejor pero que cuando se enojan destruyen
los barriles que quitaron el sueño al tabernero? No te disfraces de cordero,
que no engañas ni a tu loro. Si quieres hablar, dejemos a un lado las excusas y
el juego de la cerveza. Si solo quieres reír, bienvenido al lenguaje universal de
los mares.
Sabes bien que si el barco se
inclina para un lado, pronto se irá hacia el otro lado. Como eres de los
gruñones, querrás que el barco no se mueva. Preferirás encallar y acabar el
último ron de la tierra.
No, viejo lobo, quita tus manos
grasientas del timón y deja que lleguemos al lugar que nunca imaginamos. El que
no cabía en tu botella, el que no podías comprender aunque estuviera en tu propio
camarote. Olvida los doblones que abundan en tu mente y por los que pagarías el
mayor de los precios. Reconoce la miseria de tu solitaria existencia. Nada es
tan triste como la improbable vejez de un pirata, que tarde se pone bueno,
cuando ya nadie le cree. Seguir soñando en senectud es el único remedio que
previene la locura.
No te culpo por vivir como poeta,
pero debieras ser discreto. Los piratas son ladrones y eso también debe ser
reservado. Te condeno por confundir con astucias y envolver con poesía tus
oscuras intenciones. No contabilizo tus barriles, que tú sabrás si los mereces.
Pero el ron te coció el cerebro si crees que puedes tú poner las reglas al
océano. Te inventas un romance con los bares, con el mar y con la vida, pero en
el fondo sabes que te están engañando. Lo bueno es que lo sabes, aunque no
puedes evitarlo. No te queda más que seguir soñando.
Ahora te dejo un verso, para pagarte
con tu misma moneda:
Cruje
la precaria madera podrida que nos mantiene a flote y con algo de vida.
La
furia de las olas acalla la débil voz de los amotinados que solo piden ron
El
resto espera su turno, quizás un tesoro, pero en el fondo del mar.
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