OFELIA
Querida Ofelia:
Te conozco a través de mis vagancias
por las profundidades de la pena. Te compadezco con amor porque nadie como tú
encontró el mundo tan confuso. Admiro la profundidad de la poesía de tu vida,
que tu autor quiso sublimar en locura.
Me parece que los siglos no han
logrado que olvidemos tu tragedia, la de no ser culpable de nada. Mientras
Hamlet no estaba seguro de ser, tú no solo eras tú sino todo lo que amabas. No
pido un mundo de Ofelias sino uno en que todos amemos a tu clase. Para mí, tú
ganaste flotando para siempre en nuestros corazones. Diste a cada uno su flor,
pero guardaste para ti la del alma. No necesito estar a tu lado para amarte, me
basta tener esperanza.
Siempre tuyo,
Christian
SOLILOQUIO (de la esperanza)
Quiero creer que he sido bueno, no por
dejación ni costumbre sino en forma consciente y decidida. Pero no, descubro
que como una bestia cualquiera, siempre recorro los senderos donde sé que está
la presa. Suelo rozar la altura con acciones y con versos, pero siempre
volviendo al estrecho camino del capricho. Vida fácil, monótona pesca sin su
premio. Vida difícil, dolor que achica y envilece. Mis íconos se desvanecen, ya
no encuentro a mi modelo. El amor, ese intenso aroma de la vida, es a la vez
juez y parte, que no por amar somos
buenos. Quiero creer que la luz es para todos los que pueden abrir sus ojos.
Quiero creer que no somos trozos amorfos y azarosos de una misma vida sino
escritores de un gran libro que nunca termina. Espero que mi página no quede
vacía.