Lorena Rioseco Palacios
Leyendo a Edgar Allan Poe
Ensimismada,
en los aposentos de sus almas inseparables, se despierta tras la voz de sus
lágrimas…
¿Cuánto te amo?
Grita a las cuatro paredes donde compartían sus días de amor…
Aún hueles
viviente, por los torrentes de mis venas, se decía una y mil veces…
Aún se escucha
tu hablar_ replican las flores en sus altares de dioses que rehúyen para ella su
marchitar…
Las ventanas
en un abrir de vientos, la animan en creer en su llegar, una convicción de que
nunca la tierra tras su velorio se lo llevó a otro lugar.
Se acerca expectante mientras las cortinas hacen
de telón, esperando que un sol de nubes
la sorprenda al verlo, iluminado; regresar.
A su asombro,
un felino salvaje de negro crepúsculo, asusta su ser…
¿Quién eres tu
felino mal oliente que vienes a interrumpir nuestro mundo de silencios?
Felino
de salvaje pelaje hirsuto, nunca antes te vi, ¿qué haces ahora asentado en la
manilla que día a día abrieron sus manos?
Mirándola fijamente,
sin ronronear, con una voz estridente; el contrincante replica:
No soy él, bien
lo sabes, soy otro que te quiere despertar, escúchame aunque lo que transmita no
te agrade:
No busques en tus deseos su figura o
su presencia es ajena a estas tierras, ¡EL PARTIÓ, YA NO ESTÁ MÁS! Sólo ves
ensoñaciones, fantasías y si a veces en tus sueños aparecen, como surgen
algunos recuerdos o secuencias de historias, olvídalas. Ellas no pertenecen a
lo real.
Entiende mis
palabras son veraces, en ellas no hay mal.
Aunque me arrojes
por ser un gato salvaje y no uno de angora, te digo: aprende a vivir de la
verdad, no enclaustres tus días creyendo en quien… ¡No está ya más!
Escalofríos y
certezas poderosas de no querer entender, todo está dicho, felino de salvaje
imagen en espíritu no hay disfraz, ella siente un extraño desapegar de la idea
hechiza y súbitamente su despertar: EL SABER CERTERAMENTE QUE NO ESTÁ…
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