Al fondo de un árbol
A propósito de Waldo Rojas
De mi otoño caen las hojas como besos agotados
del amor que fue.
Crueles caricias dejaron su huella raspada en
las ramas de mi ser.
Lo que fue, lo que viene, lo que vendrá a ser.
Aluvión silencioso y lento que deja luces ocultas y promesas sin cumplir. La
verdad es lo que queda cuando la fuente se ha vaciado.
A través del espeso bosque del pasado se dejan
ver los brillos esquivos de amores ya olvidados. Bastaría caminar para llegar a
tocarlos y hacerlos morir como gotas de rocío.
¿Cómo volver a crear sin comprender?
¿Cómo dejar de sangrar la savia del pasado y
seguir amando?
Como nudos en mi corteza, las obras dejan su
huella distintiva, la señal de haber querido, el caso triste de haber errado,
el dolor que cuando surge es venerado.
Ya no quiero ver ciertas cosas. Prefiero
tantear callado, como bicho que recorre la espesura para nada, para ser quien
es, solo por locura.
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