Invierno
(estilo romántico español)
Desde el alma de la tierra
brota el tufo enardecido
con la gelidez de la noche embravecida
perturba el ritmo del descanso
y la candidez del los infantes.
No es el viento con sus aullidos
el que quiebra el alma
es la soledad arrolladora
que arrebata sueños sin conciencia.
El frío instalado en las palmas
hace lerda la compasión.
la lluvia se acuna en los tejados
como en el rezo, la novicia.
Es invierno y asola el frío
en sus garras los poros se esclavizan
la hierba en los campos enverdece
los ojos suman años y experiencia
mientras la lluvia riega la tierra
y los ojos la cara.
Musa
Adivino su caricia
en la tarde solariega,
en mi pluma temblorosa
el perfume de azahar
se derrama hecho río.
Como chal cubre mis hombros
y se abraza como hiedra
muestra lunas, soles, pajarillos.
Hace que tiemble
al sonido de los cascos
al arrojo de los héroes.
Dadivosa es mi musa
corretea en mis arterias
canta al agua y atardeceres
canta el cielo en su garganta.
Es remolino que gira
en la dirección del viento.
Me muestra eneros en sus pupilas
y agostos en la tierra.
miércoles, 30 de julio de 2014
domingo, 13 de julio de 2014
POEMA DE LORENA
TE VISITARA LA MUERTE
Ese hombre oculto,
de oculta calvicie
busca la bestia
quiere un pasar de fuegos
Ese hombre oculto
alimenta de paño su pasar de torturas
Ese hombre oculto busca a la mujer para recoger gusanos
Esa mujer calva
Llamada pelá
Tras ella se esconde la barbarie solapada
tras su atuendo andrógeno
levita en los huesos
se revuelca en piscinas de fósiles
coquetea con los vivos
(De susto muchos caen)
Mas los ciegos
no ven la maldición de un dios
que la castigó por dejar a los vivos
le encomendó recoger a los muertos.
POEMAS DE LORENA RIOSECO PALACIOS
LIBRAR DE VERTE
Se queda porque hasta la muerte lo hace vivo
Escribirá sus letras, esas que más le gustaban…
Dejando las manos que nunca fueron suficientes
y
la libertad de no inventar que me querías
Trance inútil,
Trance inconcluso.
La muerte no tiene parada
La muerte separa lo incierto
(Como el amor pérfido)
Amor ahí estaré
Aunque el frío domine tus
recuerdos
-los que nunca nacieron-
El no alcanza a decir adiós
Yo no alcanzo a decir te amé.
VENAS INERTES
Me vestiré de seda
De blanca espuma
Con inciensos y mirras
Llamarás al Maestro pedirás por tu alma
Rogarás un manojo de paz
No lagrimearás tu partir
No lagrimearás por no ser quien vistió tu destino
Ante tus miedos pintados
Que todo lo bueno acompañe
y
Acalladas mis venas de
rosas
Construya puentes al perdón.
ESPEJISMOS
Muerte ¿Cómo te engaña si es de negro?
De ti no nacen colores, la vida no se hizo lienzo
A quién se engaña sino a la flor de estilo
A los llorones que perdieron las fachadas de buenos
Ya no engañan los queridos
Ya no hay queridas
Sólo farsas
Si no vas a otra parte en que se vean espejismos
Ya no hay luz ni sombra, nada hay que valga
Alma no sueñes
tu exhalar no tergiverse los miedos
y suspenda el trance y angustia
de ignorar si la historia se repetirá.
Ojalá termine
como concluyen constelaciones
de aullidos de cuervos
de murciélagos envenenados
de ratas a medio morir.
¿Qué somos sino seres a imagen y semejanza de la idea vana de
Dios?
¿Dónde se escondió si nunca sostuvo?
Sólo sostiene el frío invierno para recordar
que un harapo aminoró un intento de sobrevivencia
Sin intentar ser más que eso.
LA VIDA NUNCA FUE RECOMPENSA
Pide a la muerte se presente de andrajos
Pide a la muerte te libere
Antes del viaje
Recuerda que faltan o sobran torturas
Instinto anegado…es TARDE…
Insomne sin fogata
Nada sientes
Nada vales
Nada tienes que recordar
Sólo fue infierno ese amor descomunal
Sólo fue hierba mala
Se aleja sola y contigo
sin cenizas de barbarie
de tu no quererte
y la congoja de saber
que jamás te conocieron.
DE PILAR RIVEROS
POEMA A GUAYASAMIN
En la noche alegre un cometa alocado
Volteó el depósito de los colores
Justo cuando Guayasamin
Se asomaba sorprendido por la luz
Y los tragó En su primer llanto.
Hurgando piel adentro
Descubrí en su corazón un pájaro
Que estallaba
En juegos de artificio.
Su paleta ostentaba óleos
Y formaron a una mujer gorda
Con ojos de astronauta
Pechos de racimos azules
Y el ombligo rojo y verde.
Desde un bosque estrambótico
Estiró sus brazos alucinados
Estridentes
Para capturar mis ojos
Que huyeron de su brillo
En busca de tonos pasteles.
AUTORRETRATO
Quien soy
Soy la que le saca el cuerpo a la mañana
Esquivando el acto de dar el paso.
Soy la alerta del diluvio
Que se me anuncia en los huesos.
Soy la piedra de tope
La que carga las culpas
De lo que el viento trae escondido.
Soy la que tiene en el corazón
un gato extendido hasta las manos
y un perro bravo en los dientes
cuando el peligro se avecina.
Soy la que levanta banderas
En contra de lo establecido
La que detesta al puñado de idiotas
Políticos de vocabulario fino.
Soy la ensalada en la mesa
La leche de los que amo
El leño de la estufa en invierno.
Soy el calzón negro
Olvidado en tu cartera
La sonrisa inocente
Y la culpa escondida.
Soy la premura
La histeria
Que corre las calles en pugna
Con todo lo que le apesta.
POESÍA NEGRA DE PILAR RIVEROS
POESÍA NEGRA
Muda,
frente a la calle
y su ruido apestante,
me devano ante la incertidumbre.
No quiero salir,
me molestan las bocas que ríen vacías
y expulsan la fetidez de sus corazones.
Muda
En la neblina que me arroja su ponzoña
Su oscuridad me inhibe el paso
Me estanca en este agujero.
Desde lejos
tambores enloquecidos me llaman
A danzar su danza macabra.
Me devano los sesos en ir y no ir
Sujeta a la puerta que me empuja
A correr la carrera que no quiero.
EL PONGO
Y qué hago aquí me pregunto, en este ambiente tan ajeno al mío…Es como si de pronto me hubiera arrancado de un montón de hojas esparcidas para volver al árbol, quien ya no es mi cuna….
Pudo preguntarse el Pongo. ____________________________
Ante la falta de encumbramiento, todos dicen que crea en mí. Creen que me subvaloro cuando reconozco el talento de los demás. Creo en mí, solo evito la soberbia. Como la palabra bíblica dice, debo ver a cada uno como superior, no sobrevalorarme y de esta forma la humildad ande delante de mí.
No es una actitud falsa. Habrán siempre personas con mas talento y yo con mas que otros, ¿pero quien tiene la vara perfecta para medirlo?
El talento es tan subjetivo. Muchos se han perdido en el anonimato porque quienes llevan las varas de medición en forma de críticos en el momento en que pudieron ver la luz, fueron unos idiotas.
¿Pero lo entienden quienes me rodean en este mudo lleno de soberbia? ¿En donde individualismo levanta banderas y se propia del entorno?
De pronto uno navega en un mar tan agitado…el timón se escapa y gira a su antojo.
Muchos seres caminan sintiendo las fuerzas del universo sobre su hombros, invisibles y lacerados…con el hambre de ser vistos, valorados y considerados, pero con la actitud bajo la mesa.
Es la actitud del Pongo…su sueño lo refleja.
¿Es la humildad tan acerba?
Textos Pilar Riveros
EL EDIFICIO
En el edificio, los seres languidecen
con la lengua seca de tanta espera
los veo con los ojos enfermos de luces e impotencia.
Los autos circulan como incorpóreos ataúdes
transportando anhelos deshechos en la bruma.
Cada uno brinda la inconsistencia de la vida
como si fuera de trascendental importancia
cada uno elimina eses por la garganta
como si pariera ideas loables.
La mujer junto a la ventana
extiende su corazón raspando la tarde
y en su mano descansa incrustada la aguja
de los remiendos como si fuera la solución de los requiebros.
Los relojes inexorables cuelgan de la pared
como bola de pascua
y tigres bajo un sol candente vuelan
con los colmillos afilados y goteando escarcha.
Me pregunto cual es el objeto de que se muevan los árboles
si el viento ni por violento les cambia su naturaleza.
Deduzco que simplemente
que la vida es una planta suspendida en los balcones
estática y errática
Deduzco
la imposibilidad de ser como los pájaros
que circulan bóvedas llenas de colores
como si fueran flautas escalando las olas.
Las horas
Las horas agónicas se pasean derretidas y oníricas
en la memoria de relojes acomodados a las circunstancias
que pesan y censuran el pecado
y hace efímera la felicidad.
Relojes volando con las horas enceguecidas
por los hoyos que las arterias han regalado.
Ay! Si se pudiera
estirar las horas de las ansias en la arena
con las manos contagiadas de reservas lagrimosas
Si se pudiera dentro del alba
corroer la dentellada del océano.
Descarnado va el verbo desprovisto de sustancia
en el fierro candente que hiere los silencios
marcan horas con la sinuosidad de carretera
acomodada al vaivén de los ahorcados.
Como si fuera dictadura de orificios
los primigenios marcan minutos
y la autoridad del genio se hace picadillo
ante el cálculo de los funcionarios escritoriales
perentorias cigarras y su melodía putrefacta
indolente ante la necesidad del hundido
que brega a pala la tierra de sus estanques
y así se van derrumbando los incendios del alma
quejidos y estertores les suceden.
No hay consistencia en estas horas
en donde la rutina se despelleja y las culebras crían alas
y las vísceras van creciendo en ligamentos
y la sangre se congela condenada y azul.
Los relojes derretidos como queso y los deseos
de la calentura de nosotros los calientes
van marcando el podrido segundo
de la vida y su rutina
o,
van marcando mariposas encendidas
en el arte de los amantes escondidos.
Moscas y hormigas hacen tic tac en las manos
y que bien pudieron ser elefantes
languidecen incapaces de esconder los aliños
y carcomen los sueños agrietados del soñador.
Agoniza la agonía
Agoniza la agonía en los surcos
y las semillas acunadas vuelan su vacío
como la gastada palabra en un entorno fantasma
derritiendo esperas de bronce.
Van ilusiones como cartones nadando en el río
tras la insustancial alegría de los espejos
y las metáforas del tiempo
concluyen su anonimato y cansancio
junto a flores llenas de delirio
que claman por bestias de tiempos idos
en la sideral esperanza de ser tragadas
para florecer en otro tiempo.
El hielo milenario y tranquilo
se derrite ante el verbo y se queja
de las sombras que se empeñan y lo encasillan
en papeles de brillo tornasolado
cuando quiere el hielo
pender de las cumbres y su misterio.
Agoniza la agonía montaña abajo
mientras las ciudades se llenan de esperma
germinando vientres en luto
que obtienen su paz en el segundo
que las aves meteóricamente rasgan en cielo
y la cornada del indolente, le yerra por milímetros.
TEXTOS DE PILAR RIVEROS FUENTEALBA
En el revés
En el revés del espejo
se vuelven quebraderos los huesos escarlata
que sostienen el yo
en carrera por las brumas.
Ese yo, se escapa del intricado laberinto
que contiene los sosiegos
del alma que busca escape.
El instinto
lleva a subir peldaños
en pos del aire.
No me pregunten como hilo palabras
Si, como pegamento que une vidrios rotos
quedando expuestas
a pesar
de la perfección
la imperfección de lo destruido.
El revés en el espejo
oculta la sinuosidad coreográfica del yo
la paupérrima humanidad de los creídos
ese lastre lapado que cubre la esencia.
En el revés del espejo
se vuelven quebraderos los huesos escarlata
que sostienen el yo
en carrera por las brumas.
Ese yo, se escapa del intricado laberinto
que contiene los sosiegos
del alma que busca escape.
El instinto
lleva a subir peldaños
en pos del aire.
No me pregunten como hilo palabras
Si, como pegamento que une vidrios rotos
quedando expuestas
a pesar
de la perfección
la imperfección de lo destruido.
El revés en el espejo
oculta la sinuosidad coreográfica del yo
la paupérrima humanidad de los creídos
ese lastre lapado que cubre la esencia.
París
Un silencio noctámbulo envolvía los pasos de aquel que iba con rumbo indefinido. Mas allá un algo a la espera.
La calle París en aquel pueblo, era un remedo con sus faroles tenues y vitrinas agónicas del famoso con su torre Eiffel. Caminaba apresurado, sin saber que se acercaba a ese algo hasta que fue atrapado.
Se resistió como animal en la red hasta caer rendido, entonces, como si el poder de ese algo lo alucinara, entró en sopor… Una espiral arco iris adentró su cuerpo y las luces de la calle París se transformaron en las del París real.
Vientre
Hace un tiempo, sentí algo que me empujó a volver al vientre de mi madre. No se si la necesidad de obviar tanta cosa maldita….o es que solo sentí frío. El asunto es que allí, pude rememorar el día en que fui gestada y sentí esa alegría tan extraña de ser una persona. Me pregunto por qué, si no sabía lo que era serlo. Quizás haya sido el misterioso mandato genético de preservar la especie. Ilusionada me dispuse a ver como se formaba mi cuerpo… En unos meses vería una luz especial que decían era calientita y que doraba la piel…Seguro también por mandato genético, me encantó la idea….Pero las cosas no serían tan fáciles, mi salida del vientre fue una tremenda decepción para mi padre, que esperaba un niño y mas tarde cuando en bikini me expuse ante esa luz llamada sol, se ensañó conmigo y me provocó tremendas ampollas y fui a parar al hospital. Esto de volver al vientre de mi madre se ha hecho recurrente, me agazapo y ella recibe las malas intenciones que me circulan. Como que las recicla…Me gusta sentirme una cosa palpitante y tibia….Allí duermo y no siento esta carga sobre los hombros. Allí puedo crear una vida distinta y soñar que cuando salga nuevamente….Viviré la vida que anhelo. Allí me escapo de esos tipos con cabeza de lechuga azul y los ojos de cinco puntas como estrellas que suelen instalarse en mi cama a jugar póker y no me dejan dormir cuando se descubren trampas. Me molesta el tufo a alcohol y la fetidez del humo de los puros. Sus gritos e improperios me hacen meter la cabeza bajo la almohada. Hay uno muy agresivo, me asusta cuando deja el revólver encima del velador. He llegado a desear que se maten de una vez y me dejen tranquila. Pero ¿qué haré con los cadáveres? Estoy cansada, ando con los ojos hinchados y lo peor, es que todos me preguntan por qué tengo los ojos cuadrados….yo me miro en el espejo y los veo triangulares y me sumo en el desconcierto…Todo esto me tiene de mal ánimo. Voy a tener que hacer algo con respecto a esos tipos, o me voy a volver loca de tanto pasar en vela. Se me esta ocurriendo una idea, debí haberlo pensado antes. No diré más Allí, como refiriéndome a que a veces regreso al vientre. Ahora digo Aquí. He decidido quedarme, es un refugio al que no entra ni mi hermano, y me gusta estar sola, ajena a los avatares que tan bien conozco y a esos tipos. Aquí nadie me ofende ni traiciona, ni puedo ofender ni traicionar. Aquí duermo…duermo…duermo y el dormir me deja ajena. Aquí juego con mis muñecas y ensayo cuando sea madre. Aquí soy la ilusión de quien quiero ser y me solazo en la idea.
Cámara oculta (cuento en 100 palabras)
Se acercó hablándome cosas románticas. Sentía miedo… ¡Del manicomio! Imaginé. Dijo que antes de verme, tuvo la visión de mi presencia. Disimulaba mi miedo pateando colillas y me concentraba en el perro vago que miraba moviendo la cola. Lamentaba haberme comido las galletas, se las hubiera dado como recurso de distracción.
La gente pasaba ajena al drama, apresurada, con los cuellos subidos y yo, los miraba llena de eseoeses y mi marido que no llegaba. ¿Dónde está cuando lo necesito? El desconocido diciéndome te amo.
Aparece alguien lleno de risa y me muestra la cámara. ¡Le hubiera pateado las bolas!
TEXTO DE Pilar Riveros Fuentealba
Me mataste,
tus celos me
mataron hace algún tiempo
se hicieron
golpes lacerando
palabras
filosas rasgando el alma
hoy vengo a
enrostraste la culpa de restarme vida
Lanzaste la
piedra
Como si tú
techo, no fuera de cristal
Qué ironía
Tu pecado
transferido por obra y magia
Del doble
estándar.
El cansancio
se instaló en nuestras paredes
Como sonrisa
negra en la calavera
Macabra
expresión de final.
Las vulvas
apetitosas
Siempre
dispuestas a la invasión
Te
perturbaban
Pero nunca
te preguntaste
Si eras el
único invasor.
La decepción
fue mermando
El amor
prometido.
Fuiste abeja
asesina
Que destruye
su propio panal.
Ahora desde
esta oscuridad
Veo tu alma
perdida
Y tu corazón
convertido en espumarajo.
TEXTO DE LORENA
Espera-espera
Sin inspiración, sílabas planas e
insensibles, alma color acero
Tren oxidado de maquinista agónico de
alcohol de sable
Remolino de penas no resueltas y
acertijo
de comics
Banderas
esparcidas en bares de madrugada Trinchera
de verdugos, con lo puesto y sin
encantos sus dedos se hacen escarcha
Frío de verano austero, cantar de golondrinas
afónicas, locura a cuestas, espera vacía
de recorridos, enrielan trotes de vallas, esperan su espera…
sábado, 12 de julio de 2014
POEMA DE LORENA
SEPIA
Mientras miraba el rodar
Rodar
de tus ruedas
Rodé por las
cornisas de edificios de cemento
No hay tiempo...
Sólo pájaros
amordazados
que observan mi luto de colores fluorescentes
Busco un trago
sangriento
Bajo el rostro hasta el fondo
Fondo sin
fondo.
Alma de encierros
Ausencia de alma
No hay verdes
Sólo SEPIA...
ABANDONO DE LUNAS
Cucaracha de dudas
Cementerio de ratas
Sombrero de copas
En mano de cigarras
Ajos floridos de manteles blancos
y rojos trajes de novia,
saltando al altar, cual
canguro en cráteres de luna,
enciende sin mecha las estrellas
que alumbran tu partir
sin miedo
y
mi quedar
con espanto.
POEMA DE LORENA RIOSECO PALACIOS
Muerdo mis miedos
Busco un soplo de
aire
Busco lo que jamás
tendré
Infiernos aullando en mí ser
(Que ya no se sabe)
Sueños de antaño
Desgano por una vida
en la nebulosa incierta que cubre el desamor.
Regresas y yo
regreso a lo de siempre
A ese infame saberte
ajeno
Mudo
Impávido
Jugando a mil
bandos, perfumado de tantas.
Mi imaginación actúa
cual reflejo en tu mente
Ojalá la mía fuera
cierta
No golpes mi lujuria
que suplica no leer la
tortura
Espías las sombras que
te siguen
(Quieres
desaparecerme)
No tengo refugio que
refugie mi sufrir
En el desamparo
mancho mis letras de
sangre.
(Lorena Rioseco
Palacios, SOBRE EL TEXTO El amante imaginario de Roxana Heise)
LEYENDO A POETAS RELEVANTES: GABRIELA MISTRAL - POEMAS DE CHRISTIAN
POEMA I
Tocaré
con dulzura tu recuerdo,
Lo
colocaré sobre mis ojos
Para
verlo en cada paso y cada piedra
Del
camino que me queda.
Sentiré
con dolor cada cosa que pediste
Y
callaré con pudor aquello que vivimos.
No
hablaré de ti para que sigas siendo mía
Me
alejaré para que trates de alcanzarme
Y
lo logres un poco cada día.
POEMA II
Eres
la sombra de una sombra
Que
corre buscando el calor
Entre
los granos de la tierra.
Eres
la sombra de un amor
Más
grande que tú misma
Y
que tus actos.
Desde
todo tu ser dormido
Apareces
con tus frases y tus gestos
Para
luego esconderte entre los pliegues invisibles de tu alma.
A
veces la sombra de tus lágrimas humedece el suelo
Otras
veces, una sonrisa tuya lo resuelve todo.
POEMA III
El
amante quiso amar, sin darse cuenta de que ya estaba enamorado
Y
quiso ser amado, olvidando que su mujer ya no viviría sin él.
Cuando
la muerte bañó con frío el cuerpo de la amada,
los
espacios y los días crecieron largos y vacíos.
Las
cosas se hicieron simples y al mismo tiempo incomprensibles.
El
amante bajó la vista hacia la tierra
reconociendo
en ella cada momento
y
miró al cielo para contemplar la danza de las cosas perdidas.
El
mundo seguía siendo el mismo, pero los olores eran otros.
Apretó
con su mano todo lo que tenía hasta que pudo soltarlo y disfrutarlo, después de
tanto tiempo.
TEXTOS DE CHRISTIAN
EL
DESCANSO
A todos en la oficina nos tocaba
trabajar demasiado, pero me parecía que mi situación económica era mucho más
difícil que la de los demás. Algunos que ganaban menos que yo podían
comprar cosas que para mí eran tan inalcanzables
como ir a la luna. Pero esto no me torturaba, quizás porque mi mente no
consideraba esas cosas como parte de mi mundo. Lo que sí tengo que admitir es
que en la época de verano me sentía humillado cuando mis vacaciones en casa
quedaban brutalmente comparadas con las aventuras extremas vividas por mis
compañeros en lugares como Viña del Mar, Pucón o Buenos Aires. Ni hablar de las
vacaciones en Cancún sobre las que mi jefe daba muy pocos detalles, casi como
si ir allí fuese parte de sus obligaciones. Todos los años acordaba con
Margarita, mi esposa, que ahorraríamos mensualmente para que las próximas
fueran unas verdaderas vacaciones y lo hacíamos, pero cuando en Enero sacábamos
cuentas, siempre quedaba claro que había otras prioridades que hacían absurdo
salir.
Pero un hambriento discurre más que
cien letrados. Le propuse a Margarita cerrar la casa como si nos fuéramos a
otra parte, quizás a otro país, pero en lugar de salir, encerrarnos en el
entretecho durante dos semanas. Cantaríamos, jugaríamos al naipe y sobre todo,
conversaríamos en familia como rara vez era posible en la rutina diaria. Ella
pareció no entender la propuesta, porque me miró con sus ojos claros muy
abiertos sin decir nada y sin dejar de lavar los platos. En ese momento los
niños comenzaron a pelear violentamente y ya no pudimos terminar el tema. Pero
logré calmar a Pedro y Daniela contándoles que al día siguiente yo estaría de
vacaciones, que subiríamos al entretecho, que estaríamos viviendo en él por dos
semanas, que sería muy divertido. Los niños reaccionaron jubilosamente y
comenzaron a decir las cosas que querían llevar, entre las que se incluía
muñecas, la perrita, un disfraz de Superman…Les dije que llevaríamos linterna
para explorar, porque arriba era obscuro, lo cual los entusiasmó aún más y
salieron de la cocina corriendo. Margarita no sabía qué decir y la reafirmé
diciendo que por primera vez tendríamos un verdadero descanso.
Me levanté muy temprano y tratando de
no despertar a nadie, puse la escalera debajo de la claraboya para asomarme al
entretecho. El polvo y las telarañas me recordaron que hacía mucho tiempo que
nadie subía. Comencé a subir las cosas que fui considerando necesarias,
tratando de ubicarlas lógicamente. Cuando ya todos se levantaron, tomamos
desayuno. Luego me bañé y ayudé a los niños con sus preparativos. Margarita fue
la última en estar lista y aunque seguía la corriente, parecía no querer subir.
Dejé a los niños explorando arriba y bajé a buscar a Margarita tratando de
convencerla de que ya nada faltaba, que estaba el agua, la comida, la ropa, las
pelelas, el papel higiénico…La ayudé a subir afirmando la escalera mientras sus
zapatos pisaban inseguros cada peldaño y su pollera se enredaba en ellos. Me di
cuenta de que había engordado cuando su cuerpo pasó muy ajustadamente por la
claraboya. Finalmente pude cerrar la escotilla y dar por iniciado nuestro
inusual retiro.
El día transcurrió entre discusiones
de los niños, reclamos por el calor, ganas de hacer pipí, solicitudes de
encender o apagar la linterna, toses causadas por el polvo. Margarita aguantaba
sus ganas de ridiculizar la situación y yo trataba de mantener en los niños el
espíritu de aventura. Cuando ya la oscuridad obligó a mantener la linterna
encendida y comenzó a hacer frío nos organizamos para dormir. Los niños en un
rincón, bien abrigados. Margarita y yo tratamos de acolchar un sector del piso
con frazadas y nos acurrucamos. No respondió a mis caricias en sus nalgas pero apretó
su cuerpo contra el mío. No hablamos en toda la larga noche, a ratos durmiendo y a ratos preguntándonos si
el otro estaría durmiendo. Finalmente
los niños despertaron y encendí la linterna. Al poco rato todo era barullo y se
acabó la calma. Daniela estaba un poco ronca y Pedro no dejaba de estornudar,
pero ambos estaban muy contentos. Repartí el desayuno que traíamos preparado y
todos comenzamos a comerlo ansiosamente. Con algo de temor por la posible
respuesta, pregunté a Margarita qué le había parecido nuestro primer día de
aventura. Se puso seria y la luz de la linterna hacía más expresivo su
disgusto. Me miró fijamente por unos segundos y de repente soltó una carcajada
que hizo saltar trozos de pan de su boca. Ninguno pudo contener la risa durante
mucho rato y sin necesidad de decir nada comenzamos a bajar todo lo que
habíamos subido por la escotilla, haciendo una cadena humana. El resto de las
dos semanas transcurrió en perfecta armonía familiar. Creo que no salimos en
ningún momento de la casa y sentí por mi esposa un amor tan intenso y tan
amplio que no lo podría describir.
Al volver a la oficina, mi jefe
preguntó amablemente por mis vacaciones, a lo que pude sonreír diciendo “¡las
mejores de mi vida!”
EL
COMANDANTE
A veces cuesta saber si estamos locos
o respondemos cuerdamente a un loco ambiente. A pesar de eso, el comandante
había sido internado en una institución que prometió curarlo de su hambre
insaciable. La suya era un hambre total: comía pan, comía verdura, comía seres,
comía ideas. A su alrededor desaparecían las cosas y las personas que consumía,
lo cual causaba en él una ansiedad que determinó que los especialistas
decidieran que era necesario tratarlo. Pero la razón de su ansiedad, al menos
para el propio comandante, era desconocida. Su mente comenzó a intuir que algo
le faltaba, que existía algo que no había probado y que habría de satisfacerlo.
Su ansiedad por consumir se transformó en ansiedad por saber qué le faltaba
consumir. De pronto, casi por accidente, comprendió que quería consumirse a sí
mismo. Efectivamente, al probar parte de su cuerpo notó que en lugar de sentir
dolor, se reducía su interés por devorar. Se comió su estómago, su boca y su
propia mente. Ahora espera que un ser superior desee consumirlo.
TEXTOS DE CHRISTIAN
POESÍA NEGRA
¿Cuándo será el día
en que los días
no se parezcan a otro día?
¿Cuándo encontraré otra vida
para entrar en ella sin
saber el resultado?
¿Cuándo pasará algo
digno de ser contado?
Parece que todo parece,
que las ideas son ilusiones
que no importa si estamos.
Le ponemos nombre a las cosas
para creer que son reales
y usamos nombre propio
como si de algo sirviera.
Pepe era un hombre feliz. Con
frecuencia sacaba a su mujer de los quehaceres de la casa y salía con ella y
los niños a la calle o al parque. La señora los disfrutaba por un rato pero no
podía dejar de pensar en lo que había por hacer en casa, donde para ella todo
estaba pendiente y a punto de causar una catástrofe. Para Pepe en cambio las
cosas estaban siempre bien, excepto por instantes, cuando una invitación o la
enfermedad de alguno de los niños le hacía notar que su situación económica era
precaria. Pero esos sentimientos eran prontamente superados ante la menor señal
de esperanza.
Si la familia era importante para
Pepe, su trabajo lo era aún más. No era un empleo cualquiera sino un desafío
nuevo cada día, un universo por descubrir cada semana. La revista se imprimía
los viernes y a veces ocurría que era jueves y Pepe aún no terminaba de dibujar
la historieta. De hecho, a veces ni siquiera había logrado decidir el guión y
quedaban menos de 24 horas para el plazo fatal en que la imprenta tenía que
empezar a rodar. Pero de algún modo, la tarea siempre se lograba, aun cuando en
ocasiones se entregaba las últimas páginas de la historia cuando las primeras
ya estaban impresas, lo cual causaba mucha molestia en el editor jefe. El tema
siempre salía a colación cuando se discutían los aumentos de sueldo y Pepe
prometía ser más previsor en el futuro.
Una vez al año, en Diciembre, se
imprimía un número especial con 40 páginas en lugar de las habituales 20 y con
una historia más espectacular. Pero Pepe, ocupado siempre en la creación de sus
historias y el empeño de dibujarlas lo mejor posible, no se dio cuenta de nada
hasta que llegó el implacable jueves. Por suerte ocurrió que en un pasillo, el
jefe de otra sección le preguntó al editor jefe que cómo venía el número especial
de mañana. La pregunta fue contestada con una sonrisa cómplice dirigida a Pepe
y los dos jefes entraron a una de las oficinas. Pepe sintió un estruendo en su
cabeza y comenzaron a mezclarse en su mente imágenes erráticas de los
personajes que había estado creando. Le vino la certeza de que se venía una
tragedia que acabaría con la vida a la que estaba acostumbrado. Su aturdimiento
era tan grande que en lugar de ponerse a trabajar, salió a la calle y se trató
de calmar. Como no resultó, volvió a la oficina tratando de no ser visto, cerró
su puerta y se desplomó en su silla con la mente en blanco. Temía que alguien
entrara a preguntar detalles y descubriera la verdad. Temía que la confianza
ganada en tantos años se perdiera en un instante para siempre. Temía que el
editor jefe confirmara que existía otro mejor para su puesto. Incluso temía que
cerraran la revista para cambiar a otro tipo de publicación más rentable.
Cuando disminuyó el ruido y muchas
luces se apagaron pudo calmarse y decidió comenzar una nueva historieta porque
las que había esbozado no estaban a la altura de un número especial. Necesitaba
un personaje más real que los que había estado probando. Después de mucho rato
concentrado sintió que el cuerpo se le aplanaba y las cosas de la oficina se
dibujaban sobre las paredes y le ocurrían cosas increíbles. Parecía estar
ocurriendo lo que más de una vez había imaginado como tema de una historieta, en
que personajes reales se transformaban en dibujos.
Incluso pudo notar que sus
pensamientos aparecían escritos encima y jugó un rato con ello: “Debo salvar al
mundo…” decía un letrero blanco sobre su cabeza mientras que su capa roja se
extendía hacia atrás. Un instante después estaba volando muy alto y en el suelo
aparecía la pequeña figura de una muchacha pidiendo ayuda. Acto seguido, se
veía a la joven en detalle y dos hombres de gafas la rodeaban decidiendo su
destino. Un letrero expresaba un gemido saliendo de la boca de la chica...
Eran las 9 en punto de la mañana
cuando el editor jefe entró a la oficina vacía de Pepe y se puso a examinar
mecánicamente las 40 hojas que encontró sobre el escritorio. Al concluir su
revisión, su amplia sonrisa denotó que el número especial sería un éxito. Pero
nadie ha vuelto a ver a Pepe.
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